domingo, 8 de septiembre de 2013

La extraordinaria oruga que salta y se orienta a ciegas


Se envuelve en una hoja, se deja caer al suelo, y así, sin ver nada, se guía por el calor del sol y salta para encontrar un lugar seguro y convertirse en mariposa nocturna.
Ese es el inusual método de una oruga saltarina que un equipo de científicos acaba de desentrañar.
La larva de Calindoea trifascialis una especie de polilla nativa de Vietnam, cae así envuelta al suelo del bosque, donde pasa tres días buscando el sitio adecuado para transformarse en crisálida aunque no sea capaz de ver nada fuera de su refugio.
Los expertos observaron que el insecto utiliza un movimiento similar al de un pistón para saltar y alejarse de la luz del sol.
"Creemos que el objetivo de los saltos es encontrar sombra para evitar el sobrecalentamiento y la desecación", explica Kim Humphreys del Museo Real de Ontario, Canadá, autor del estudio junto a Christopher Darling.
Sus hallazgos fueron difundidos en la publicación Biology Letters, de la Royal Society de Reino Unido.

Un ruido bajo la cama

Según Humpreys, el comportamiento de estas orugas es único en varios aspectos.
"Las larvas que saltan son raras", explica, "esta oruga es notable por sus saltos, algo que ningún otro insecto hace de esta forma. Además, construye su propio vehículo-refugio para saltar en él".
"También es la única que conozco que salta de forma orientada".
La Calindoea trifascialis se encuentra en el sudeste de Asia e incialmente los investigadores estaban estudiando su mecanismo de defensa en el Parque Nacional Yok Don, en Vietnam. Para defenderse de las hormigas, la oruga segrega un fluido tóxico de olor acre.
Pero tras guardar varias orugas bajo su cama, Humphreys se despertó al día siguiente con un sonido sordo, y eran los insectos envueltos en hojas que saltaban intentando salir de su envase plástico.
"Me quedé completamente sin palabras cuando vi esto por primera vez", cuenta el científico.

Perdidas en el bosque

Para entender por qué saltaban, los investigadores las estudiaron en el laboratorio. Y para eso construyeron hojas de plástico transparentes que les permitieron ver cómo se movían las orugas dentro de sus refugios.
Para saltar, la larva ancla sus pseudopatas traseras al suelo de la hoja y baja la cabeza. Su parte delantera de repente se mueve hacia atrás, y el animal se arquea hacia arriba.
Entonces, su espalda golpea el "techo" de la hoja, haciendo que toda la estructura salte hacia atrás.

Investigaciones de campo mostraron que las orugas se mueven de esta forma por alrededor de tres días.
Estudios anteriores habían sugerido que las larvas saltan para evitar predadores, parásitos o la luz del sol.
En su investigación, Humphreys y Darling vieron que las orugas saltarinas estaban más seguras ante los depredadores una vez que habían caído al suelo, aunque entonces eran vulnerables al sobrecalentamiento por la luz del sol.
Gracias a más pruebas, identificaron que los insectos saltaban para alejarse de la luz más intensa.
"Imagina que estás perdido en el bosque con una provisión limitada de agua. Sabes que en algún lugar cercano hay caminos que te conducen a un lugar seguro, pero no puedes verlos porque hay muchos árboles. No tienes un mapa, pero tienes una brújula", explica Humphreys.
"Para llegar a un lugar seguro, ¿darías vueltas al azar esperando toparte con el camino, usarías la brújula para ir en línea recta en una dirección, o harías algo intermedio: un poco sin rumbo, un poco en línea recta? Algo así es el dilema que debe enfrentar este insecto".
Primero salta aparentemente sin rumbo, de forma circular, evaluando la intensidad de la luz alrededor. Entonces salta alejándose de la luz en línea recta, y luego repite el proceso hasta que se asegura de estar a la sombra.
"Yo creo que las orugas están no están lo suficientemente investigadas en comparación con sus adultos más fotogénicos, las mariposas y las polillas", opina el científico.
"Quizás haya aspectos interesantes de la biología de otras larvas aun por descubrir. Esta oruga y su mariposa nocturna eran conocidas para la ciencia, pero nadie había visto este comportamiento hasta ahora".